28/02/20 A los Marianos los emocionan los proyectos diferentes y exclusivos. Su religión es no hacer un producto más, sino ir amasando, poco a poco, cada proyecto, cada terruño, cada cosecha y cada proceso de elaboración. Esta implicación minuciosa desde el minuto 0 les permite obtener como resultado unos vinos y unos cavas diferentes, de aquellos que no se encuentran.

Gran Añada nace en 1997 de la mano de 2 enólogos inquietos y despiertos, enamorados del buen vino y del buen saber hacer: Marià Bigordà padre y Marià Bigordà hijo. Juntos, deciden hacer proyectos propios aprovechando la infraestructura de cada bodega, tanto en el viñedo como en las instalaciones del bodegas.

Parten del terruño ya plantado de viña y a partir de ahí inician lo que acabará siendo el vino creado y elaborado por los Bigordà. Buscan cepas diferentes, como una Cariñena del Montsant que tenga un pequeño rendimiento y por tanto una muy buena calidad, o un Verdejo fuera de la DO, de un terruño con unas características muy concretas, aunque tenga un rendimiento por hectárea más bajo de lo habitual. O un Chardonnay o una Garnacha de esas que te dejan en "fuera de juego" por su calidad en el viñedo, o un cava en que el carbónico "hace la siesta" en el epitelio de la lengua ... En definitiva, van a contracorriente, y cuando todo el mundo busca más producción por hectárea, ellos buscan menos, porque saben que en el bote pequeño está la buena confitura, que se traduciría por “La esencia, en tarro pequeño se vende”.

Trabajan siempre desde el sentimiento y la pasión, con sensibilidad por la tierra y por la naturaleza pero también por las personas y por los materiales. No buscan grandes volúmenes, ni de productos ni de personas, y mucho menos de ventas. Su máxima es no hacer nunca proyectos que superen las 2.500 botellas, y por eso no venden al por mayor, sino que trabajan con pequeños clientes que comprendan su proyecto y lo sepan valorar como ellos lo hacen