Mi Macabeu

De fermentación natural y espontánea y con levaduras indígenas, es de producción limitada a un millar de botellas. Puede presentar precipitados naturales y turbidez.
Tapón de corcho y cápsula de cera, la etiqueta está elabora con papel reciclado y cordel natural cosido a mano.
Es un vino considerado de crianza, ya que fermenta y reposa con sus madres.

Graduación alcohólica: 11,5%
Recomendación de servicio: 4-5ºC.

Maridaje: Es ideal como acompañamiento para aperitivos, arroces, asados, mariscos, pescados blancos y quesos semicurados.

Nota de cata del vino blanco MI Macabeo Natural Castelo de Pedregosa
Vista: Color amarillo paja.
Nariz: Notas de fruta tropical, cítricos y de miel.
Boca: Predominan los gustos varietales, es untuoso, denso y bien equilibrado, con buena acidez y una buena persistencia

Castelo de Pedregosa, una bodega con pasión

La familia Pedregosa Castelo: pasión y amor a una emoción
La familia Pedregosa Castelo, formada por Bartolomé y Carmen y sus 4 hijos, son mitad cuerpo y mitad alma. Por este motivo, una sonrisa, una lágrima o una expresión de una mirada son capaces de mostrar piel afuera lo que sienten piel adentro. Con el vino pasa lo mismo, por eso allí donde los ojos sólo ven líquido en una botella de vidrio, el paladar aprecia aromas, recuerdos, inquietudes y, sobre todo, la conexión a un paisaje. Esta es, al menos, la manera de entender el vino y el cava de la familia Pedregosa Castelo, y de amarlo. Por eso son lo que son: elaboradores de cava y de vino por amor a una emoción.

Castelo de Pedregosa, los inicios
Fundado en 1993 por el matrimonio Bartolomé Pedregosa y Maria del Carmen Castelo, Castelo de Pedregosa es una bodega familiar que comenzó siendo una pequeña empresa. De la combinación de sus apellidos, nació el nombre de la bodega, con el anhelo de elaborar vinos y cavas de calidad a un precio asequible. Para la familia Pedregosa, la relación con sus clientes siempre ha sido muy importante, y por eso procuran que sea muy próxima y ofrecen un exquisito trato personal. Su filosofía desde el principio es la del "Amici Plus Quam Clientes", es decir, "Más que clientes, somos amigos".

A principios de los 90, con una larga experiencia como trabajadores del sector, Bartolo y Carmen decidieron emprender su viaje en el Celleret de la Carmeta, ubicado en las afueras de Piera, donde aún hoy es el lugar de encuentro de muchos de sus clientes.

De Piera en Sant Sadurní
Diez años más tarde, y fruto de una apuesta decidida por la agricultura ecológica que les reclamaba más espacio, deciden trasladar la nave de producción a unas nuevas instalaciones en el polígono Can Ferrer, a las afueras de Sant Sadurní d'Anoia , corazón de la DO Cava. Un proyecto ambicioso que buscaba obtener la máxima funcionalidad y al mismo tiempo respeto por el producto.

La Escuela Castelo de Pedregosa de Mali
En 2009, Bartolo y Carmen apostaron por ser importantes partícipes de un proyecto social llamado CCONG Ayuda, por la construcción de la Escuela Castelo de Pedregosa en la comuna rural de Hombori, en Mali.

El gran salto a la gran bodega
En 2013, con la empresa ya consolidada y con un volumen importante de facturación en exportación, deciden adquirir una finca en la carretera de Sant Sadurní en Sant Pere de Riudebitlles, donde desde entonces trabajan incansablemente para terminar de construir una bodega preciosa y de gran tamaño apta para la elaboración de los vinos y cavas, atender a los clientes, organizar catas e incluso comidas para grupos con ganas de probar calidad.

La pasión de la familia
De acuerdo con su filosofía, trabajan para transmitir su pasión por el vino y el cava en diferentes países. Aunque trabajan básicamente en la DO Cava y Penedés, también hacen colaboraciones con la DO Priorat, fruto de la cual nació el Nur y el Petit Nur.